Cada mediodía, 92 adultos mayores o pacientes de patologías crónicas de la comunidad de San Isidro —ubicada al borde de la carretera vieja Petare-Guarenas— reciben comida caliente en sus casas. Es parte del programa Una vianda por la vida, que pretende evitar que los más vulnerables ante la pandemia de la covid-19 se expongan saliendo a la calle. Desirée, una joven de 34 años, coordina el equipo que lo hace posible. Esta es su historia.
Historiador, periodista y profesor universitario. Intento escribir en dos tiempos: el pasado que fuimos y el presente que vivimos.